LA NEGACIÓN
DE LA PROPIA NATURALEZA ESPIRITUAL
postato il
21 maggio 2010
Si
esta pequeña parte - el hombre – continúa actuando por separado del
entero Gran Organismo – El universo – creará siempre más conflicto y
desequilibrio, hasta lograr la destrucción de las formas de vida y del
mismo planeta, así como células fuera de control en un cuerpo dan lugar
a trastornos, enfermedades y tumores para liberarse primero de los
órganos enfermos hasta llegar a la muerte de todo el organismo.
Las
religiones podrían ser óptimos instrumentos, si no utilizaran a sus
seguidores para sus propios fines de poder.
La
forma principalmente en que se consigue esto es haciendo creer que la
vida se debe desarrollar en un cuerpo de carne, sujeto al dolor y a
situaciones externas; la imagen recurrente de Jesús sufriendo en la
cruz lo dice todo.
Es
justamente esto que lleva a la total negación de la propia existencia
en cuanto espíritu, a favor de una ficticia, ya que
ficticia es la enseñanza; esto es suficiente para borrar en
los individuos el concepto de la propia naturaleza espiritual habiendo
asociado todo aquello que es espiritual con el control que tales
poderes ejercen.
Prometeo se atrevió a robar a su padre Júpiter el fuego divino, es
decir, la vida, para regalárselo a los hombres, y como castigo fue
encadenado a una roca, mientras un águila le devoraba su hígado;
destinado, sin embargo, a seguir creciendo durante la noche,
de modo que la tortura se reanudara cada día. El fue conocedor del gran
Secreto del dios Zeus que puede realizar en el hombre una transmutación
interior.
Tuvo la audacia de interferir sobre los procesos evolutivos de toda la
humanidad, divulgando el conocimiento de un secreto que debía
permanecer hasta que la humanidad misma fuera capaz de
comprenderlo por el acto de la madurez colectiva.
Pero la dura condena no es suficiente para Prometeo, que habita en los
corazones de los hombres de buena voluntad para apagar en ellos el
deseo irrefrenable de privar a los dioses de una chispa del fuego de la
vida para reconquistar la propia inmortalidad.
Continúa en la Trilogía del YO SOY
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